domingo, 15 de agosto de 2010

Este Bergson es un tuno;
¿verdad, maestro Uhamuno? 
Bergson no da como aquel
Immamuel
él volatín Inmortal; 
este endiablado judío
ha hallado el libre albedrío
dentro de su mechinal. 
No está  mal: 
cada sabio, su problema
y cada loco, su tema.
Algo importa
que en la vida mala y corta
que llevamos
libres o siervos seamos; 
mas, si vamos
a la mar, 
lo mismo nos han de dar.
¡Oh, estos pueblos! Reflexiones, 
lecturas y acotaciones
pronto dan en lo que son: 
bostezos de Salomón. 
¿Todo es
soledad de soledades, 
vanidad de vanidades, 
que dijo el Eclesiastés? 
Mi paraguas, mi sombrero, 
mi gabán... El aguacero
amaina... Vámonos, pues.


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